FRIEDRICH KARL VON SAVIGNY - LA VOCACIÓN DE NUESTRO TIEMPO PARA LA LEGISLACIÓN Y LA JURISPRUDENCIA (1814) – (fue un panfleto que justificó el conservadurismo a gran escala. En la Universidad de Berlín, la misma a la que asistía Karl Marx, se había dividido el Hegelianismo en derecha e izquierda. En el ala derecha encontramos,Independientemente de los trabajos sobre el derecho romano, este panfleto de Von Savigny que es un texto fundacional de lo que sería la defensa del status quo (conservadurismo) a partir de una filosofía que proponía la historicidad del derecho.
La filosofía de Savigny expresaba la idea de que la obligación debía derivarse del ser real, y en particular que todo el derecho debía basarse en disposiciones, costumbres y normas positivas santificadas por la tradición. Su conservadurismo estaba en directa oposición a la doctrina mediante normas abstractas ante el tribunal de la Razón soberana, independientemente de las leyes e instituciones realmente vigentes por la fuerza de la tradición histórica. El radicalismo político se expresaba en el culto de la razón, y los ideales republicanos articulaban la imagen del mundo que debía ser. Por otra parte, para Savigny las instituciones y costumbres positivas y existentes que eran “dadas” por la historia y tenían su raíz en ella, eran legítimas por esta misma razón. Desde su punto de vista, el origen del derecho no podía ser un acto legislativo arbitrario basado en las supuestas necesidades de un orden social racional; la fuente correcta de toda legislación era el derecho consuetudinario y la historia. Esta doctrina conservadora proporcionaba una justificación y santificación del orden político existente simplemente porque existía de forma positiva, condenado a priori cualquier intento de mejorarlo en nombre de un orden mejor imaginario. Así, todos los elementos feudales de la Alemania atrasada merecían ser venerados, siendo su antigüedad su fundamento legítimo. Esto quería decir que para Savigny las sociedades humanas no eran instrumentos de cooperación racional, sino más bien estaban ligadas por nexos no racionales que constituían su propia justificación, independientemente de cualquier fin utilitario. El sujeto legislador era la nación, que espontáneamente desarrollaba y modificaba las leyes. La nación era un todo indivisible, y las leyes, al igual que las costumbres y el lenguaje, eran solo una expresión de su individualidad colectiva. En pocas palabras, SAVIGNY ES EL PROPULSOR DE LA IDEA QUE “TODO LO QUE EXISTE ES CORRECTO”.
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