Hacia 1938, Palacio publica una de las obras de mayor resonancia
del revisionismo: “La Historia falsificada”. Allí sostiene: “...Domina en
nuestro país la falsa idea de una historia dogmática y absoluta, cuyas
conclusiones deben acatarse como cosa juzgada, so pena de incurrir en el delito
de leso patriotismo... Aquí se ejercita un verdadero terrorismo de la ciencia
oficial, por medio de la prensa, la universidad y la enseñanza media...
Historia convencional, escrita para servir los propósitos políticos ya
perimidos, huele a cosa muerta para la inteligencia de las nuevas
generaciones... Ante el empeño de enseñarles una historia dogmática, fundada en
dogmas que ya nadie acepta, las nuevas generaciones han resuelto no estudiar
historia, simplemente. Con lo que ya llevamos algo ganado. Nadie sabe historia,
ni la verdadera, ni la oficial”
Señala, asimismo: “Fraguada para servir los intereses de un partido dentro del
país, llenó la misión a que se le destinaba: fue el antecedente y la
justificación de la acción política de nuestras oligarquías gobernantes, o sea
el partido de “la civilización”. No se trataba de ser independientes, fuertes y
dignos, se trataba de ser civilizados. No se trataba de hacernos, en cualquier
forma, dueños de nuestros destinos, sino de seguir dócilmente las huellas de
Europa. No de imponernos, sino de someternos. No de ser heroicos, sino de ser
ricos. No de ser una gran nación, sino una colonia próspera. No de crear una
cultura propia. Sino de copiar la ajena. No de poseer nuestras industrias,
nuestro comercio, nuestros navíos, sino de entregarlo todo al extranjero y
fundar, en cambio, muchas escuelas primarias donde se enseñara, precisamente,
que había que recurrir a ese expediente para suplir nuestra propia incapacidad.
Y muchas universidades donde se profesara como dogma que el capital es
intangible y que el Estado (sobre todo, el argentino) es mal administrador”.
no se donde lo puedo descargar , lo necesito realmente!
ResponderEliminarcarlamardel@hotmail.com