Torcuato S. Di Tella en el prólogo de su diccionario de ciencias sociales y políticas presenta para mí un problema social y cultural importantísimo que deberá resolverse: las palabras deben tener un hospital y ese hospital debe tener el mayor número de médicos que hagan guardia.
"Las palabras están enfermas. Están agobiadas por la carga de significados, de metáforas, de definiciones prematuras que ponemos en ellas. En nuestro ambiente cultural latinoamericano las heridas son particularmente graves, equivalentes a las más físicas o morales que nos hemos infligido durante años... Es que las palabras no sólo están enfermas, algunas son agresivas, muerden, hasta tienen un par de muertos en su haber. Otras son seductoras, son capaces de llevarse al médico a un descampado y vaya uno a saber cómo vuelven, si es que vuelven".
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