viernes, 17 de abril de 2020

El autoexterminio del capital



De Calímaco y Ovidio debemos la supervivencia del poco conocido mito de Erisictón. Este relato anticipaba la lógica capitalista, específicamente el estadio catabólico en que hoy está sumergido. Este mito griego presentaba al rey de Tesalia, Erisictón, como el arquetipo de la conducta desmesurada frente a la naturaleza, lo cual iba a tener una respuesta (venganza) de ella misma frente a semejante accionar. Erisictón había talado  un bosque sagrado y su castigo sería que el hambre insaciable se iba a adueñar de su espíritu. Nada lo iba a llenar, llegado hasta el punto que se comerá sus propios miembros por falta de comida. No solo anticipaba la lógica del valor, de la mercancía, sino también de la situación ecológica del capitalismo, que incapaz de detener su marcha de la producción por la producción misma comienza a gastar los pocos recursos que le quedan y comienza su autoexterminio. 

martes, 14 de abril de 2020

Haciéndose el Pierre Menard



Nuevo "viejo" disco de Divididos. El mollo juega a ser Pierre Menard, en este caso, reescribe su disco (40 dibujos ahí en el piso) después de 30 años sin cambiar los ritmos ni las letras, y logra otro disco. Magia, señores.


Borges y su militancia



En noviembre de 1921, Borges comenzaba su "militancia" literaria en las calles de Bs. As., las cuales fueron empapeladas con la precursora revista mural Prisma, siendo el propio Borges uno de sus empapeladores. En aquellos tiempos uno podía caminar y detenerse a leer sin intermediarios a poetas como a una de las proclamas literarias más famosas de la Argentina, la de los altruistas, que en realidad fue obra exclusiva de Borges. De allí proviene la idea de "desanquilosar el arte", práctica que aún sigue vigente.

Un ostranénie para la revolución rusa





Víktor Shklovski utilizó el término "ostranénie" (extrañamiento) para designar aquella intervención literaria que tenía la finalidad de desautomatizar la lectura en los destinatarios. Este procedimiento literario ofrecía el beneficio de garantizar al lector una nueva perspectiva sobre los objetos, lo cual evitaba caer en las redes de la naturalización de los modos de ver la realidad, y, por ende, estar alertas en las posibles subordinaciones a los procesos de alienación que operan en la cultura.
En otro orden de cosas, el gran historiador Marc Bloch dice algo parecido para leer la historia. Según él, no son los hijos los que entienden mejor lo que quisieron e hicieron sus padres; es decir, no son las generaciones inmediatamente sucesivas la que mejor comprenden los hechos históricos que fundaron sus bases. Es necesario, dice Bloch, cierto distanciamiento para que las generaciones se entiendan por encima de la herencia inmediata. La continuidad histórica no es uniforme y exige necesariamente una retirada, un alejamiento.
Dicho esto, y luego de años de empezar a estudiar e intentar comprender la historia de la Revolución Rusa, puedo afirmar sin miedo a exagerar que necesitamos un "ostranénie" historiográfico, para desautomatizar las lecturas y balances alienantes que viene haciendo la izquierda leninista y trotskista de aquel suceso trascendente.

Comprender las derrotas obreras.



Aquí Simone Weil, la filósofa francesa, hace su aporte a la comprensión de las continúas derrotas del movimiento obrero, que no siempre se pueden analizar con el clásico concepto de lucha de clases.
Desarraigo obrero
Una condición social entera y perpetuamente subordinada al dinero es la del asalariado, sobre todo a partir del momento en que el salario a destajo obliga a cada obrero a fijar en todo momento su atención en la cuenta de lo que gana. Bernanos ha escrito que al menos nuestros obreros no son inmigrados como los de Ford. La principal dificultad social de nuestra época procede del hecho de que en cierto sentido sí lo son. Aunque no se hayan movido geográficamente, se les ha desarraigado moralmente, se les ha exiliado y admitido de nuevo, como por tolerancia, a título de carne de trabajo. El paro es, de seguro, un desarraigo a la segunda potencia. Pues los desempleados no se sienten en casa en las fábricas ni en sus viviendas, ni tampoco en los partidos y sindicatos que se dicen hechos para ellos, ni en los lugares de placer, ni en la cultura intelectual cuando se proponen asimilarla […]
Las mezcla de ideas confusas y más o menos falsas conocida bajo el nombre de marxismo, mezcla en la que desde Marx no han participado prácticamente más que intelectuales burgueses mediocres, constituye asimismo para los obreros un aporte completamente extraño, inasimilable, y, por otro lado, despojado de valor nutritivo, pues se le ha vaciado de casi toda la verdad contenida en los escritos de Marx. A veces se le añada una vulgarización científica de calidad aun inferior. La suma de todo ello solo lleva al desarraigo de los obreros a su culminación.
El desarraigo constituye con mucho la enfermedad más peligrosa de las sociedades humanas, pues se multiplica por sí misma. Los seres desarraigados tienen solo dos comportamientos posibles: o caen en una inercia del alma equivalente a la muerte, como la mayoría de los esclavos en tiempos del Imperio romano, o se lanzan a una actividad tendente siempre a desarraigar, a menudo por los métodos más violentos, a quienes aún no lo están o solo lo están en parte.
Los romanos eran un puñado de fugitivos aglomerados artificialmente en una ciudad; hasta tal punto privaron a los pueblos mediterráneos de su vida propia, de su patria, de sus tradiciones y de su pasado que la posteridad los ha tomado, según sus propios testimonios, por los fundadores de la civilización de esos territorios. Los hebreos eran esclavos evadidos que exterminaron o redujeron a servidumbre a todos los pueblos de Palestina. Los alemanes, en el momento en que Hitler se adueñó de ellos, no eran más, como repetía Hitler sin cesar, que una nación de proletarios, esto es, de desarraigados; la humillación de 1918, la inflación, la industrialización a ultranza y sobre todo la extrema gravedad de la crisis de desempleo habían llevado en ellos la enfermedad moral al grado de agudeza que entraña la más absoluta irresponsabilidad. Los españoles e ingleses que a partir del siglo XVI masacraron o sojuzgaron a los pueblos de color eran aventureros sin apenas contacto con la vida profunda de su país. Lo mismo ocurre con una parte del imperio francés, constituido por otra parte en un periodo en que la vitalidad de la tradición francesa estaba debilitada. Quien está desarraigado desarraiga. Quien está arraigado no desarraiga.
Bajo el nombre único de revolución, y a menudo bajo consignas y temas de propaganda idénticos, se ocultan dos concepciones absolutamente opuestas. Una consiste en transformar la sociedad para que los obreros puedan echar raíces; la otra, en extender toda sociedad la enfermedad del desarraigo infligida a los obreros. Ni que decir tiene que la segunda operación jamás puede ser un preludio de la primera. Son direcciones opuestas, sin convergencia posible […]
Es fácil comprender que un día u otro el mal puede llegar a ser irreparable.

Le Orme




En un universo alterno al nuestro hay un sistema solar con dos planetas habitados. Aunque están íntimamente relacionados, cada uno ignora la existencia del otro, pues ocupan posiciones opuestas en la misma órbita, en un delicado equilibrio de opuestos. En medio de ambos, el Creador se ocupa del bienestar de un planeta, mientras le da la espalda al otro... este entramado es el eje de este extraordinario disco conceptual.


No vamos a un nuevo 2001, vamos al mayor desastre de la historia argentina.

Suenan todas las sirenas de alarma, todos saben que el país se va a prender fuego. Esto no va a ser un nuevo 2001, esta crisis va a ser exponencialmente superior a todas las vistas en el país.



sábado, 11 de abril de 2020

Se derrumba todo





Thomas Mann escribió su novela de ideas La Montaña Mágica para describir cómo era ese mundo que se derrumbaba y cómo se instalaban las bases de uno nuevo. De alguna forma, este mundo que es el que emergió de aquel derrumbamiento luego de la primera guerra mundial está ahora cumpliendo su ciclo final. También estamos viviendo la muerte de esta época y se siente en el aire y en todos los hechos que verificamos en la realidad. Nuestras derrotas se han acumulado tanto que el panorama es igual de parecido a lo descrito en este pasaje de aquella memorable novela:
"El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino que también, consciente o inconscientemente, participa de la de su época y de la de sus contemporáneos. Aunque inclinado a considerar las bases generales de su existencia como bases inmediatas, como naturales, y a permanecer alejado de la idea de ejercer contra ellas una crítica el buen Hans Castorp es posible que sintiese vagamente su bienestar moral un poco afectado por sus defectos. El individuo puede idear toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas, de perspectivas, de los cuales saca un impulso para los grandes esfuerzos de su actividad; pero cuando lo impersonal que le rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación, está falta de objetivos y de esperanzas, cuando a la pregunta planteada, consciente o inconscientemente, pero al fin planteada de alguna manera, sobre el sentido supremo más allá de lo personal y de lo incondicionado, de todo esfuerzo y de toda actividad, se responde con el silencio del vacío, este estado de cosas paralizará justamente los esfuerzos de un carácter recto, y esta influencia, más allá del alma y de la moral, se extenderá hasta la parte física y orgánica del individuo. Para estar dispuesto a realizar un esfuerzo considerable que rebase la medida de lo que comúnmente se practica, sin que la época pueda dar una contestación satisfactoria a la pregunta ¿para qué?, es preciso un aislamiento y una pureza moral que son raros y una naturaleza heroica o de vitalidad particularmente robusta".

Fábrica de nada




Gran película portuguesa que analiza desde el arte los problemas de las empresas autogestionadas (Se la llega a comparar con Zanon) por los laburantes. La ocupación de fábricas en el capitalismo no es ninguna salida y acarrea un sinnúmero de dramas, uno de ellos la de conventirse en nuevos patrones. Una película que sugiere que vivimos una sociedad en que se acelera la barbarie ( antropofagia social, política y económica) y que nuestra única salida es la resistencia a través de la unidad de los oprimidos que logren cambiar sus lógicas de supervivencia. Una pelicula que critica a la derecha, pero también a la izquierda dogmática, que cierra todos los debates con sus discursos totalizadores y mecanicistas y que es incapaz de actuar en consecuencia en mundo que colapsa en sus narices mientras el sistema agoniza y amenaza con barrer a la humanidad.


El temor de Edward Copleston


En Oxford, hace casi 200 años,  Edward Copleston como preboste del gran colegio Oriel se había negado de aceptar en el prestigioso curriculum del colegio de la Universidad  una ciencia tan propensa a usurpar a las demás. Estaba aludiendo a la economía política. Pero una caterva de economistas se iba a hacer paso de forma imparable e iban a colocar a la economía en el lugar central de la civilización humana. El progreso era su as bajo la manga. El crecimiento ilimitado, garantizado por los combustibles fósiles baratos y el aumento de la tecnología convertirían a los economistas en los nuevos gurúes de los últimos dos siglos humanos. 

Pero en el camino hubo y hay economistas no falopas que comprendieron el peligro de semejante endiosamiento de una disciplina. Por ejemplo, el viejo John Stuart Mill, fue uno de los primeros en señalar los límites de la economía política. Mill había advertido que la economía política no había que considerarla como una cosa en sí, sino más bien como un fragmento de una totalidad más amplia. Había que entenderla como una rama de la filosofía social tan interrelacionada con las otras ramas que sus conclusiones, aun circunscritas a su ámbito particular, tienen valor sólo condicionalmente, estando sujetas a la interferencia y a la acción neutralizadora de causas que no se encuentran directamente dentro de su área. 

Afirmar que los economistas de derecha o de izquierda (marxismo falopa) son los que pueden sentarse a la mesa a planificar la economía para resolver los problemas de la pandemia es indicio de que los temores de Copleston no se han ido. 

Todos alertados

No volveremos a la "normalidad", muchachos, no. Se impone una lectura ecológica de la pandemia, no una mera lectura económico mecanicista del coronavirus. No entenderlo así, es liquidacionista. Millones de excluidos tendrán a nuevos millones de nuevos "compañeros" desesperados, y lo peor, sin la posibilidad biosférica de continuar pidiendo al Estado trabajo y comida. Todos alertados.




https://www.15-15-15.org/webzine/2020/04/10/haciendo-frente-a-la-covid-19-cual-es-la-verdadera-plaga/?fbclid=IwAR2UcMTUFW2MwpWoiogBjURPIndz6Cvehs_23NjENfqCkjc5N3SspBqUtFM

jueves, 9 de abril de 2020

Un artículo antifalopa de Nature




La consigna política más revolucionaria que hoy se puede lanzar y construir políticamente a través de ella sin caer en la falopa marxista y liberal es esta: "decrecer de la manera más democrática e igualitaria posible".

Mientras los pensadores se debaten entre si el capitalismo tiene resto o está muriendo, la izquierda solo está actuando como un mero espectador del desastre. Ni siquiera hace el papel de vanguardia que ayuda a los demás a advertir el desastre que está por venir. Es más,  tiene plena fe en que las fuerzas productivas en manos de los obreros podrá resolver nuestros dramas de época. 

El colapso civilizatorio es un hecho negado por el marxismo falopa y mientras no tengan la precisión de cuando será la caida del capital como sujeto histórico, seguirá falopeandola como de costumbre, mientras todo se cae frente a sus narices. Los que piden semejante proyección (fecha exacta del colapso) son unos simples imbéciles vestidos de salvadores políticos revolucionarios.   Las  "instantáneas" que piden del colapso habla de la ignorancia de sus percepciones sobre el asunto. Como dicen los científicos,  no tienen en cuenta la naturaleza temporalmente dinámica de la alteración ecológica que se espera como resultado del cambio climático, lo que a menudo hace que se centren en el nivel de las especies (otra vez creen que esto es sumar y restar) en lugar de los conjuntos ecológicos.

Según este artículo de Nature de 2020 el desarrollo de advertencias anticipadas del riesgo de disrupción ecológica gradual o abrupta es una prioridad urgente. Hay que reducir las emisiones y retrasar el inicio de la exposición a condiciones climáticas peligrosas, lo que incluso por unas pocas décadas, podría ganar un tiempo valioso para que los ensamblajes ecológicos se adapten. Sino, ya saben que si un virus puso en jaque la globalización, los interminables cuellos de botella que nos deparan los problemas ecológicos no nos dejará ni siquiera respirar y muchos menos tener la chance de pensar y adaptar toda la humanidad a una forma de vida abruptamente distinta a la que estamos acostumbrados a vivir. 





martes, 7 de abril de 2020

Seminario sobre el derecho público y el coronavirus.

Como dice Gargarella, la concentración de poderes en un presidente, la limitación de los derechos y la militarización de las calles es la antesala de una tragedia.


https://uexternado.zoom.us/rec/play/vpYsIuuvpjM3EtaWtwSDBKAqW9S_Lfqs1CAW-aEMzUq8W3ABZlH1YORDYuT_eh6PFa_eb5PQhtycnP_r?startTime=1585919246000&_x_zm_rtaid=M1oMYB8iQnawaogr7vadsg.1586188349744.e185413a1f524c6253f9b5fe3a853c22&_x_zm_rhtaid=110

Nuestro periodo especial

Ahora que el mundo occidental entró en su periodo especial, nada mejor que remitirse a los que mejor saben de esto. Este es el mundo que se viene.


el PEOPLE festival


El P-E-O-P-L-E Festival debe ser una de las propuestas más creativas y experimentales del panorama musical actual. Una de esas experiencias es la del secuestro express: Imagina que te paseas tranquilamente por el PEOPLE festival y de repente te eligen de entre la multitud, te vendan los ojos, te llevan a una sala y, al liberarte del vendaje tenés para vos solo en una especie de estudio de grabación improvisado a Bon Iver para darte un mini recital intimista. Bueno esta utopía musical pasó en Berlin.


lunes, 6 de abril de 2020

Césaire Aimé y su apropiación de La tempestad




La The Tempest de William Shakespeare fue escrita en 1611 para la corte. Une tempête de Césaire Aimé fue escrita en 1969, para nosotros, los "negros". Césaire lleva a cabo una apropiación del texto de Shakespeare en el plano de las ideas como en el lingüístico. En este último sentido, Césaire anticipaba el momento actual en que vivimos los hijos de los colonizados: Caliban maneja acertadamente el lenguaje, lo utiliza con un extremado rigor y una riqueza tal que es evidente que se ha apropiado del lenguaje del amo tanto para ubicarse en un lugar diferente al colonizador como para poder atacarlo con vehemencia.
La obra de Césaire -a partir de la estructura inicial de la pieza inglesa- nos ubica en una nueva toma de conciencia frente al sentido de la imposición colonialista. Próspero, el hombre blanco, crea a través de la ilusión una imagen engañosa del mundo y de sus habitantes. Ya no es en principio el enfrentamiento de dos concepciones del mundo a través de la representación. Por el contrario, la ilusión en este caso es el modo en que se realiza una construcción del otro a partir de los parámetros de quien posee el poder. Caliban es conciente de esta situación y de esta imposición. Césaire, a partir del resquicio que deja Shakespeare en su obra, puede insertar en su trama la rebelión del negro. La mirada escéptica de Shakespeare -adoptada de su lectura de Montaigne- sobre las posibilidades de un orden absoluto y constante, nos demuestra que el sistema instaurado por Próspero está lejos de ser eficaz y él es conciente de ello. Es allí donde se encuentra la grieta a través de la cual el Caliban de Césaire podrá oponerse al poder impuesto por Próspero. Caliban tiene en claro que todo conocimiento que Próspero le posibilitó no es más que un falso saber, que no sólo lo aleja de un conocimiento de orden teórico, es decir los gruesos libros de magia, sino también de un saber más concreto que se relaciona con la propia identidad. El personaje negro en esta situación rompe la ilusión de Próspero, es quien desvela los artilugios, deviniendo en un personaje activo. Si el mago de Shakespeare es quien maneja las acciones en la isla, incluso es quien toma la decisión de abandonar la magia, en el caso de la obra de Césaire, será Caliban quien asuma el papel de mostrarnos la falsedad de la representación colonial.
Que el respeto a la diversidad cultural no sea un verso más del capitalismo, por una rebelión mundial de los colonizados por el capital.


Soy un pobre tipo

Un "amigo" de facebook me había dicho una vez  que soy un "pobre tipo", y la verdad que tenía mucha razón. No solo nunca llegué a fin de mes sobradamente como trabajador, ni puedo garantizar las mejores condiciones económicas de vida para mis hijos, sino que también hay que sumarle a esa pobreza señalada la imposibilidad de saciar mis inquietudes culturales. Por ejemplo, nunca podré visitar aquel castillo que sirvió de inspiración a Orson Welles para su obra maestra Citizen Kane, el castillo de Hearst. Hablemos un poco de él.


William Randolph Hearst construyó en la colina mediterránea de San Simeón (San Francisco) su Fortaleza de la Soledad, que según los biógrafos es una combinación de palacio y museo como no se veía desde la época de los Médicis. Hearst compró trozos de palacios, abadías y conventos europeos, que hizo desmontar y transportar a través del océano para reconstruir (mezclando lo antiguo con algo nuevo) en quizás el mejor lugar con una de las mejores vistas al mar de la costa pacífica. Los techos son italianos y datan de hace cuatrocientos años; una de las camas es nada menos que la de Richelieu; hay una inmensa colección, hay desde sarcófagos romanos, plantas exóticas, una catedral hispanomexicano, un mosaico original de Pompeya, pero también muchas copias de originales. Dicen los que fueron, Umberto Eco fue uno de ellos, que visitar semejante sitio es ver un lugar en el que se nivela el pasado con el presente. Pero digamos, en honor de los pobres tipos del mundo, que la batalla contra la pobreza habrá que darla aún perdiéndola de antemano. Por lo que abandono mi "pobreza" por unos minutos para enriquecerme visualmente de esta copia de realidad que me permite llegar sin un peso a la grandiosa costa oeste californiana.



Grethe & Jurgen Ingmann

En el Festival de la Canción de Eurovisión 1963, este matrimonio musical danes se quedaba con todos los galardones. Su letra una invitación al baile.


El muro del muro



Vayamos al año 1990, precisamente a la emblemática Berlin. El muro ya era historia.  Dicen los registros de aquella noche que había más de 250 mil personas reunidas. Es conocido por todos el protagonismo de Pink Floyd en aquella reunión tribal. Sin embargo, quiero rescatar de aquella inolvidable noche un paso a la inmortalidad, la de Paul Carrack, que en aquella apoteósica puesta en escena de The Wall por fin se le premió a una de las voces más grandes que la historia nos haya legado. Salud.


Roxy Music

Marzo del 82.  Un hitazo que terminaría consagrando el disco Avalon de esta banda como uno de los mejores en Europa. Y hablando de voces peculiares, la de Bryan Ferry es quizás la que más ha enamorado los oídos. Qué banda fue Roxy Music, señores.


Love Is The Drug




Fitzgerald, inspirado por las fiestas a las que había asistido durante sus visitas a la costa norte de Long Island comenzó a planear la novela El gran Gatsby en 1923, con el deseo de producir, en sus palabras, "algo nuevo, extraordinario, hermoso, simple, pero con un intrincado diseño." Es esto seguramente lo que vio el director Baz Luhrmann para incluir Love Is The Drug en la banda sonora de su película homónima (El gran Gatsby). Como suelo decir, qué banda poderosa e influyente es Roxy Music.


Pandemia y Naturaleza

La pérdida de biodiversidad y vivir a espalda de la naturaleza ha potencializado el poder destructivo de una pandemia. La sociedad moderna capitalista está atacada de muerte. No hay forma de luchar contra lo inevitable, o se muere el capitalismo o nos morimos todos.


domingo, 5 de abril de 2020

La lucha contra las hipótesis dormitivas




Gregory Bateson nos enseñaba ya en 1972 que la forma de razonamiento más utilizada en el mundo era la inductiva, la cual era insuficiente para intentar comprender el mundo que se desarrollaba frente a nuestros ojos. El problema del método inductivo es que los datos siempre son seleccionados, por lo que ningún dato es “bruto” en esencia, por lo que todo registro ha sido de alguna manera sometido a una remodelación y transformación, sea por el hombre o por sus instrumentos. Quien utilice el método deductivo, puede acordar con Bateson en que en todas las teorías existe lo que él llama las “hipótesis dormitivas” (que hacen dormir la facultad crítica). Es el problema eterno del abuso de la inducción, donde los teóricos (y sus lectores) se alejan cada vez más de los núcleos fundamentales del conocimiento para reforzar sus hipótesis y retroalimentarse infinitamente. Hay que leer más a Bateson que a Marx, sin dudas:
“El título del libro, que reúne ensayos y conferencias, pretende definir con precisión los contenidos. Los ensayos, esparcidos a lo largo de más de treinta y cinco años, se combinan para proponer una nueva manera de pensar las ideas y sobre esos conglomerados de ideas que yo denomino mentes. A esta manera de pensar la llamo la ecología de la mente o la ecología de las ideas. Es una ciencia que no existe aún como cuerpo organizado de teorías o conocimientos […]
Los ensayos tendrán que hablar por sí mismos, pero aquí, al comienzo, permítaseme expresar mi creencia en que asuntos tales como la simetría bilateral de un animal, la distribución de acuerdo con un patrón de las hojas de una planta, la escalada en una carrera armamentística, los procesos del cortejar, la naturaleza del juego, la gramática de una oración, el misterio de la evolución biológica y la crisis contemporánea en la relación del hombre con su ambiente solo puede comprenderse en términos de una ecología de ideas como la que propongo.
Las cuestiones que suscita el libro son ecológicas: ¿cómo interactúan las ideas? ¿Existe algún tipo de selección natural que determina la supervivencia de algunas ideas y la extinción o muerte de otras? ¿Qué suerte de economía limita la multiplicidad de ideas en una determinada región de la mente? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para la estabilidad o supervivencia de tal sistema o subsistema?

el discurso fúnebre de Pericles



Tucídides reconstruye el discurso fúnebre de Pericles que había dado en el cementerio de Atenas en recordatorio de los caídos en la guerra contra Esparta. Me habían hablado de la notable capacidad retórica de aquel discurso famoso, como también de su fundante visión democrática de la ciudadanía. Pero hay algo más por la que habría que reivindicar dicho discurso, y es por su valor libertario. Pericles propone de alguna forma la distinción entre "gobierno" y "administración", con lo cual permite plantear un equilibrio entre comunidad e individuo. Es así que para él todos los atenienses son capaces de auto-administrarse y de ahí su derecho a reclamar soberanía inmediata sobre los asuntos públicos. Esta forma de pensar políticamente libertaria cobra una trascendencia a partir del momento en que nos sentamos a discutir cómo las revoluciones históricas pensaron y actuaron sobre este problema que emerge sobre estos asuntos: qué hacer con el Estado. Éste ha borrado históricamente la distinción entre gobierno y administración, dando paso a su consagración como un patrón absoluto de las sociedades. Esa confusión ha hecho tanto daño que hoy mismo nos cuesta pensar una sociedad sin Estado. Ni el régimen soviético pudo escapar de sus redes, y que con el fundamento (pretexto) de la contrarrevolución anuló como nunca antes la libertad individual de millones de rusos, que pasaron a ser meros soportes de los actos de gobierno y de las actividades administrativas. Esa absorción que hizo y hace históricamente el Estado de las funciones sociales le permite reordenar la vida social física y psicológicamente, de ahí que nos sintamos derrotados y creamos que el Estado sea supuestamente un principio organizador ineludible. Por esta razón, quizás, todos los intentos revolucionarios de combatir el capitalismo no tuvieron el éxito que buscaban, porque no solo había que demoler el Estado, sino que había que demoler la sociedad que se acostumbró a rendirle pleitesía. Hay que hacerle caso a Pericles, hay que seguir buscando una democracia directa en la que la administración social nunca quede bajo un gobierno, porque de ser así los efectos corrosivos que imprime el Estado, sea de derecha o izquierda, se perpetuarán a pesar de nuestros lamentos.

Unamuno y el fútbol


"El daño mayor que está haciendo el football entre los chicos no es en el cuerpo, sino en la inteligencia" Así pronosticaba Unamuno con bastante justeza el devenir del hincha de fútbol.
Aquí aquel histórico pronunciamiento del filósofo español sobre este candente asunto de "estado" que hoy tenemos:

"Acabamos de leer en El Mercantil Valenciano, de Valencia, una crónica del conocidísimo cronista que firma con el pseudónimo de Fabián Vidal, titulada: «Juegos de chicos». Refiérese a éstos recordando lo que ha dicho Roberto Castrovido, de que los juegos de los chiquillos en España han sido siempre el espejo de la actualidad colectiva. En España, y fuera de ella, añadiremos. Ni aquello que los chicos imitan pasa también de juego. Dice cómo cuando la revolución de 1868 se jugaba a partidas.
Y nosotros, los que éramos chicos durante la última carlistada, jugábamos y más en el teatro de la lucha de los mayores, a la guerra civil. Y agrega el cronista: «Después, con la Restauración, los muchachos dedicáronse a los toros. Todas las ciudades, villas, pueblos y aldeas de la Nación convirtiéronse en cosos taurinos y escuelas de tauromaquia. Lajartijo, Frascuelo, Cara-ancha, Mazzantini, Guerrita, eran emulados, con grave peligro de los transeúntes, por infantiles cuadrillas, que acosaban a un chiquilín de revuelta pelambre, sobre la que se asentaba una tabla con cuernos». Sigue narrando el turno de los juegos infantiles para recordar que a partir del 98, del desastre nacional, volvió la afición tauromáquica.
El día mismo en que se supo en Madrid la rendición se Santiago de Cuba se llenaba la plaza de toros de la Villa y Corte. Es que los duelos con pan y toros son menos. Fabián Vidal pasa luego a comparar la tauromaquia con la footballería. Y escribe: «Pero ya se acabó esta tradición, como tantas otras. Ahora la hispana chiquillería juega al balón y corre tras él frenética, asustando perros y haciendo caer a los viandantes desprevenidos. Voces de extraños idiomas son pronunciadas por escolares de siete años y aun por golfos del arroyo.
«¡Chuta!», gritan a un campeón de cabeza rapada sus compañeros de equipo. Y un clamor de júbilo se eleva cuando hace «goal», metiendo la pelota, ora en una portería, ya en el escaparate de una tienda de comestibles, bien en la plataforma de un tranvía o de un autobús, que se han dado casos. Chicuelo, Lalanda, Algabeño, Villata, Maera, son seres desconocidos para las muchachas españolas. En cambio Zamora, Monjardín, Samitier, Meana, Del Campo, gozan entre ellas de popularidad extraordinaria». ¿Matará esto a aquello?
Cerca de cuarenta mil personas presenciaron la otra tarde un partido de football en el Stadium madrileño. Nunca fueron tantas a las plazas de toros, entre otras razones, porque no tienen cabida en las mayores de ellas arriba de doce o quince mil espectadores. «Dicen algunos que el football vencerá a la tauromaquia, porque es más barato, y que se dará el mismo fenómeno que se viene dando con el teatro y los cinemas. Cada estrecha coletuda aumenta de año en año sus ambiciones crematísticas. Los sueldos de ocho mil pesetas por corrida son cosa corriente, y un toro de sangre cuesta de ocho a diez mil reales.
¿Qué van a hacer los empresarios?». Pero los cinematógrafos no matarán al teatro. Creemos más bien que lo mejorarán. Habrá una diferenciación de géneros. Disminuirá el número de compañías dramáticas, pero las comedias y los dramas serán más comedias y más dramas. (...) Acudirán al teatro los que gustan del drama o la comedia íntimos, de los que no se desarrollan sin palabras, y que se irán al cinematógrafo los que buscan otra cosa. Y tendrá que languidecer ese género híbrido y absurdo de las pantomimas con explicación escrita en la pantalla, en que aparecen dos sujetos gesticulando una conversación y después se lee lo que han dicho. No, ni el cinematógrafo matará al teatro, ni el football matará a la tauromaquia, que es, tenemos que confesarlo los enemigos de ella, mucho más dramática que aquél. Porque es el elemento trágico el que mantiene la afición a las corridas de toros.
Tragedia bárbara, pero tragedia al fin. Y acaba Fabián Vidal: «No creo que la tauromaquia muera en España asesinada por los deportes al aire libre. Convivirán la una y los otros. Sin embargo, es indudable que nuestra juventud vuelve la espalda al antiguo espectáculo castizo y que predominan, entre los habituales de los cosos, los aficionados machucos que conocieron al padre de los Gallos y que vieron a Guerrita cuando, en el pináculo de su fama, cobraba doce mil reales por tarde. ¿Es un bien? ¿Es un mal? Yo creo que es un bien. Porque lo peor de los toros no es el espectáculo propiamente dicho, sino el flamenquismo que es su sucedáneo espiritual...» Indudablemente, lo peor de los toros no es el espectáculo mismo, sino lo que Fabián Vidal llama el flamenquismo, pero aparte de que éste es, más que efecto, causa de la afición tauromáquica, ¿es que no hay ya un cierto flamenquismo footbalístico? Muchas veces hemos dicho que el daño mayor que hacía la afición a las corridas de toros -lo que se llama sin más, «la afición»- no procede de la barbarie del espectáculo: el daño mayor estriba en el tiempo y hasta en el ingenio que se desperdicia en hablar de los toros y toreros y comentarlos.
(...) Mientras se oye execrar del teatro desde el púlpito, raro es el predicador que predica contra las corridas de toros. Y es que éstas no suscitan problemas de conciencia, de moral, de espiritualidad, y mientras se está discutiendo una suerte del ruedo no se habla de otra cosa. Aparte de que estas discusiones taurinas contribuyen a que cada vez sea más córnea la mentalidad de los aficionados. Y ya se sabe que el delito mayor del hombre es haber pensado. Pero ¿es que el deporte footbalístico no implica el mismo peligro?
¡El deporte de ver jugar, claro! y no el de jugar. Porque hay ya el «aficionado» footbalístico, que no da patadas al pelotón, pero acaba por convertir en un pelotón su cabeza en fuerza de discutir jugadas y jugadores. Y el daño mayor que está haciendo el football entre los chicos no es en el cuerpo, sino en la inteligencia. El público de los partidos de pelotón es aquí el mismo que el de las corridas de toros y no más culto. Se reproducen espectáculos tan vergonzosos como aquéllos de quemar los tendidos de una plaza. Y aun hay algo peor. En las corridas no se oía esto de «¡Muera Villavieja!» y «¡Muera Villanueva!» y el que se vengan a las manos los del uno y el otro pueblo. «Una manifestación de nuestra siempre latente guerra civil» -se dirá. ¡Ójala! ¡Ójala fuera así!
Pero no hay nada de eso; no es una manifestación de nuestra guerra civil, la de nuestras tradicionales contiendas civiles, sino de esa otra lucha incivil, bárbara prehistórica, de unos lugarejos contra otros, una manifestación del más triste localismo. Porque los equipos no se dividen -y es natural que así sea- en equipos liberales y absolutistas, republicanos, reaccionarios, constitucionalistas o absolutistas, republicanos y monárquicos. Y en los equipos entran ya profesionales a sueldo. Hubo un tiempo en que pululaban lo que se llamaba las juventudes: juventud maurista, juventud socialista, juventud radical, juventud carlista... etc., etc. Y personas graves -pero no con gravedad de juicio- protestaban contra ello.
«Los estudiantes deben dedicarse a estudiar» decían, sin advertir que era en esas juventudes donde estudiaban ciudadanía, donde se preparaban a ser ciudadanos de la Nación y no súbditos del Reino. Aquellos juveniles han ido languideciendo y ello ha coincidido con esta triste languidez última del espíritu civil público que ha permitido la jugada del equipo de generales que tomó a España por estadio a mediados de septiembre último. Y empezamos a ver que se está jugando al balón con la corona. Lo que tendría poca importancia si no fuese porque un pacífico espectador se expone a que le rompan la espinilla de una patada. Y luego viene esa manía del campeonato.
Y si al menos tuviésemos un Píndaro que cantase a los grandes jugadores como el gran Lírico Beocio cantó a los vencedores de los juegos Olímpicos, píticos, neméos o ístmicos, nos quedarían al menos esos cantos. Pero la literatura que el football provoca es tan ramplona como la que provocaban las corridas de toros (...).
«¡Pan y toros!» -era la divisa de los que querían tener al pueblo en perpetuo troglodismo, en barbarie infantil. Y no hay mucha diferencia de esta divisa a esta otra: «¡Pan y pelotón!». O a aquella otra de «¡Pan y catecismo!». Sería mucho mejor decir «¡Pasto y deporte!». Porque deporte no es precisamente juego. (...) El juego es algo muy serio; el deporte no. Y lo que con vocablo inglés llamamos un «sportsman», un deportista, suele ser un señorito frívolo que no siente la pasión, la noble pasión del juego de la vida".

El auto eléctrico es inviable

El mundo debe saber que el auto eléctrico no ofrece ninguna solución al colapso. Sus problemas son más grandes de lo que se supone viene a solucionar. 

Lazzaro Feliz



Rossellini y Pasolini emergen con una frescura notable en la nueva película de Alice Rohrwacher. Lazzaro Feliz es indudablemente una de las más grandes películas de 2018. Narrar con un compromiso político sin perder nunca de vista la exquisitez estética es un valor que no todos los días se puede consumir. Esta obra es un viaje poético de la explotación del hombre por el hombre, recordándonos con implacable fuerza visual aquella máxima de que el hombre es el lobo del hombre. Así como para la opresión no hay barreras del tiempo ni del espacio, la bondad humana es capaz de sobrevivir frente a todos los tipos de sociedades opresoras y explotadoras. Una película que reflexiona sobre la condición humana, sobre sus miserias y sus escondidas virtudes, ésto último, algo muy necesario en este contexto de depresión masiva y desconfianza en nuestra especie.


Murakami y el Burning




Luego de leer el cuento Haruki Murakami " Quemar graneros", concluyo que la película del gran Lee Chang-dong, "Burning", basada en aquel relato, es notablemente superior. A Murakami le falta poesía, a Lee Chang-dong le sobra. Burning es una obra maestra del cine, fue una gran candidata al Oscar. La infinidad de temas (Choque entre las dos Coreas, la soledad, la lucha de clases, intriga,) es abrumadora. Sencillamente, una película larga que te llevará a las profundidades de la existencia y con un final apoteósico.


sábado, 4 de abril de 2020

Whiting Petroleum

Whiting Petroleum, el segundo mayor productor de petróleo yanqui se fue a la mierda. Está en quiebra. Como venimos diciendo hace rato, sin energía el capitalismo se desmorona. 

Jewel


Aquel recordado festival de Woodstock de finales de los gloriosos 90, uno de los más violentos que haya dado el rock mundial, tuvo en uno de sus escenarios a una cantante que verdaderamente le hacía honor al lema "paz y amor", con canciones cuasireligiosas inclusive. Jewel fue soporte de nada menos que Creed. Increíble.


La casa de las Dagas Voladoras



Hoy vimos por segunda vez La casa de las Dagas Voladoras, una película de culto, en la que las artes marciales son un pretexto para narrar varios temas como el honor, el amor, los servicios de inteligencia en la época de la dinastía Tang y el lugar del sujeto en la rebelión. Este último tema es clave para rescatar el valor del filme, ya que aquí se problematiza la "causa" revolucionaria con miras a otorgarle el verdadero lugar a los protagonistas como verdaderos sujetos y no como meros instrumentos de la revolución, por más buena y justa que sea. No hacerlo así, solo la tragedia puede ser el final de una lucha que se vuelve absurda y contra sus mismos ejecutores. Esta obra maestra de Zhang Yimou es otro de esos poemas visuales que no hay que dejar de ver. Ni hablar de la banda sonora a cargo del genio shigeru umebayashi, que colaborará en las lágrimas del espectador. Y como si no fuera poco, la película ya anticipaba la figura del "macho de izquierda". En fin, una obra que merece toda su atención.


krautrock II




El estilo krautrock si algo que no tiene es la condición de cipayo, más bien es un movimientro que intenta chocar contra la modernidad capitalista. Esta banda, además, es socialista y la rompe en este discazo que tiene en su seno una fusión variopinta de sonidos que van de Hendrix, jazz y música de la india. Que lo disfruten.


el krautrock



Siguiendo con el paseo por el rock progresivo alemán, que ellos llamaron a su modo krautrock, vamos a un disco formidable, producto de viajes por Egipto, Chipre y Grecia. La música también es paisaje.




viernes, 3 de abril de 2020

Aqualung



Ludwig Feuerbach había le había enseñado a Marx que Dios no creó al hombre sino que el hombre había creado a dios, y tenía razón. Pero Jethro Tull retomando dicha enseñanza le agrega que ese mismo hombre creó también a Aqualung y por ende vive más alienado y miserable que antes.

Mamonas Assassinas



Hace más de 20 años, el aeropuerto de Guarulhos debía recibir a sus hijos predilectos luego de su presentación en Brasilia, que por cierto la rompieron según cuentan. El destino no quiso recibirlos, y el controlador junto con el piloto hicieron el resto. En su intento fallido de bajar de las estrellas el controlador no tuvo mejor idea que sugerirle al avión del éxito que girara a la izquierda en vez de la derecha. A la derecha hubiera significado seguramente varios discos y el desarrollo de un estilo de rock virgen aún. La izquierda significó nada menos que la contratación con un sello terrible, un bloque durísimo como la muerte (la sierra de cantareira). No fue un gran negocio aquel virage ni para la humanidad de los cinco integrantes ni para los "torcedores".

La muerte de un viajante



La primer obra de teatro que criticó con dureza el sueño americano fue la de Miller. El capitalismo es una tragedia donde sus protagonistass son como Willy Loman, hombre que solo cree que la salvación puede llegar de la mano de la riqueza material. Tremenda obra que está más vigente que nunca en una yanquilandia al borde de la descomposición.

La llegada




Me interesaba esta galardonada al Oscar por colocar al lenguaje en el centro de atención. Sabía antes de verla que Chomsky y Sapir- Whorf continuarían el histórico desarrollo lingüístico en el cine. A los que ignoran el tema, los lingüísticas en cuestión se preocuparon de si el lenguaje es innato o adquirido, de si el pensamiento determina al lenguaje o es este lo que determina a aquel. Asuntos nunca saldados del todo a raíz de la gran complejidad que significa para la ciencia unir todos los cabos sueltos de las teorías. Que la lingüista Louise haya podido comunicarse con un alienígena supone un punto a favor de Chomsky (existiría una gramática universal) que le hace posible interpretar un mensaje en una lengua planetariamente nueva. Pero también la película le da la derecha a la teoría de Sapir-Whorf, que me parece que es el punto central a dónde quiere llegar el director. El problema no es la adquisición de los valores semánticos del signo sino la interpretación de los mismos. Las palabras se pueden aprender a pronunciarlas, a escribirlas, pero tienen un problema mucho más grande y que es qué sentido le dio quien las escribio o pronunció y qué sentido le dio quien las escuchó o leyó. Si eso es lo que didácticamente nos quería decir el director (uso la propia teoría de Sapir-Whorf) he comprendido el mensaje. Ahora bien, colocar a China como el país que primero entendió "guerra" ante la primera interpretación de los mensajes alienígenas y no a EE. UU.(principal motor de guerras en el planeta) no es nada gratis; es más, EE. UU. es en la película quien aporta a "la" lingüista que le da solución al problema interpretativo garantizando con ello la salvación de la humanidad es a todas luces una propaganda que bien podrían empezar a ahorrarse.

Nuestro pan de cada día



Esta obra teatral de Gorostiza significó un nuevo teatro, independiente, en pleno gobierno peronista. La pauta oficial iba por otro cauce, obviamente nada cuestionador al rol de estado (algo calcado ocurrió en la era K con la cultura). La obra nos ofrece una mirada realista sobre los efectos de la alienación, convirtiendo el lema “no te metas” en el principio rector de una sociedad. Todo ocurre en una panadería, patrón, inspectores municipales y panaderos envueltos en un envenenamiento masivo del barrio. El patrón como máximo responsable de su negocio nunca le importó controlar la calidad de la harina con que se hacía el pan; los inspectores como buenos burócratas siempre preocupados en proteger el orden establecido solo están pendiente de encubrirlo; los panaderos sabían que la harina estaba mala pero suponían que es un problema de otro (del patrón). Solo uno de ellos (el nuevo panadero que ingresaba) se animó a cuestionar dicho accionar irresponsable e indiferente. Se arma la podrida. Nadie se quiere hacer cargo. La explosión del drama nunca llega. Todo sigue igual. Aunque el final pareciera encerrar un paso adelante para el movimiento obrero, para mí es el sabor de la gran derrota de nuevo, el escape. La explosión no es material pero sí mental, uno de los trabajadores toma conciencia junto con la mujer del patrón y lo abandonan porque tanto él (comprende que es un esclavo) como ella (cansada de los engaños del marido y de su vida sin sentido) se dan cuenta que formar parte de las instituciones capitalistas nunca los hará libres y que además siempre estuvieron enamorados clandestinamente. Sin saberlo, Gorostiza había escrito en la década del cincuenta una ficción sobre la contaminación y la incredulidad de la sociedad moderna frente al problema. Sí. La misma que azota a nuestra generación de proletarios que solo tienen en mente el pan de cada día o la lucha sindical como horizonte más avanzado. La obra termina mostrándonos que los que toman conciencia de la gravedad del problema solo les queda el escape, y los que no se animan a tomarla, continuar con la vida tal como se las ofrece el sistema, aunque más aleccionados frente al sacudón (pero eso no basta). Otra de los puntos interesantes de la obra es la crítica al Estado, institución inviable para garantizar la libertad de las personas y principal obstructor de la conciencia individual y colectiva (gran crítica al peronismo). En fin, una obra que nos hace replantear el rol de las vanguardias (principales referentes ideológicos) que en vez de hacerle frente al problema central o se escapan del conflicto o retacean la lucha.

la ciencia y la literatura




¿La ciencia puede ir de la mano de la literatura? Sí, claro, se complementan, es lo que afirma Burroughs. En su ensayo "Ciencia y Literatura" afirma: "la ciencia es como materia inorgánica sin vida mientras no se combina con la emoción y atrae al corazón y a la imaginación; y cuando se combina y se transforma de este modo se convierte en literatura". Para él, Darwin es el científico que más ha aportado a la literatura, único científico que le ha devuelto el alma a los animales y vegetales. Ningún poeta ha podido hacer tan humanos a los árboles que Darwin.Es verdad que la ciencia ha colaborado en reducir el sufrimiento y ha prolongado la vida humana; pero a esto Burroughs retruca que todo este avance es en realidad devolver con una mano lo que nos robó con la otra. Con sus aparatos, máquinas y lujos y vacunas ha hecho más delicada y frágil a la especie humana. Tenemos mayores comodidades y nuestra educación es superior a la de nuestros antepasados, pero quién puede decir que somos más felices. En un mundo que enfrenta a los creyentes de la ciencia y los creyentes del arte, hay la posibilidad de los Borroughs que nos recuerdan que ni la ciencia ni la literatura pueden solos por sí mismos hacernos cambiar el mundo para mejor. Cuando la literatura se va de la esencia de la naturaleza (incluido al hombre en ella), se vuelve artificial como la enorme cantidad de conocimientos científicos acumulados que no es utilizado más que para construir bombas de tiempo. Un arma tecnológica en manos de un poeta es todo un símbolo de esta simbiosis, un hombre que ha entendido que hay que combatir en los dos frentes.

El mundo de las abejas




El mundo animal ha evolucionado a través de dos troncos, el de los vertebrados (poseen columna vertebral) y el de los artrópodos (no la tienen). El grupo de los vertebrados alcanzó su punto culminante con el hombre, en tanto que el de los artrópodos tiene su expresión superior en los insectos sociales. En estos últimos no existe un aprendizaje adquirido como en el hombre, sino instintos de supervivencia innatos que son extraordinariamente especializados. Sin embargo, la organización de una colmena como un sistema social es mucho más estable y orgánica con la naturaleza que la de su primo lejano, el hombre (que por cierto se está encargando con su “inteligencia” de destruir el planeta). En esta obra está uno de los más poéticos acercamientos a la verdad del mundo (el gran misterio), al amor. Pocos días después del nacimiento de las reinas, y después de su enfrentamiento entre ellas, del que sólo puede quedar una, se produce el vuelo nupcial, única ocasión en que verán la luz del sol para unirse a un puñado de zánganos elegidos ─el resto serán sacrificados por el enjambre porque no aportan nada a la colmena─. A partir de ese momento, si la fecundación ha sido exitosa, los espermatozoides quedan almacenados dentro de la reina, que podrá poner huevos de obreras sin necesidad de volver a ser fecundada por los zánganos. De esos mismos huevos podrán nacer además de obreras nuevas reinas si son alimentadas de forma especial. En caso contrario, de los huevos no fecundados nacerán zánganos que sólo perjudicarán a la colmena y que a corto plazo precipitarán su destrucción. Cuando llega el momento idóneo se produce el traslado del enjambre y la colmena deberá empezar una vez más desde cero, repitiéndose de nuevo el ciclo.
Maeterlinck cree que los poetas son los que mejor están preparados para recibir la verdad y por eso han dispuesto un hogar más acogedor para albergarla, pero esto no quiere decir que sepan la verdad, no, está diciéndonos que aunque no sean capaces de verla con sus ojos, los poetas, por lo menos dirigen su mirada hacia la belleza y la grandiosidad, lugar que sin duda debe ser su morada. Así que si alguna vez te encontrás con un libro que se llama “La vida de las abejas” (ojo que está el de Karl Von Frisch también) no dudes en leerlo, porque es una obra extraordinaria por la combinación poética y científica.

El virus




Ni Chomsky ni Saussure como científicos han podido darle una caracterización tan profunda y humana al lenguaje como lo ha hecho William Burroughs. El lenguaje es un virus (sí, leíste bien) altamente especializado que en tanto tal no ha sido creado por el hombre sino que lo ha invadido y vive en él como un parásito; y es un virus –y no una bacteria u otro organismo– porque es algo no viviente que al introducirse en un ser vivo usurpa las características de la vida; puede reproducir sus cadenas informativas dentro del organismo y luego infectar a otros (mediante un proceso que los lingüistas llaman “adquisición del lenguaje”) y puede, incluso, matar. Como dice Carlos Gamerro en su prólogo, el tipo es un profeta más que un delirante, el virus de las computadoras terminó dándole la razón a Burroughs. Y cómo se combate al virus, fácil, volviéndolo inocuo. Es decir, tenemos que alcanzar un estado de silencio para poder ser dueños de nuestro lenguaje. Un librito bastante incendiario y lúcido entre tanta revolución contenida.