"Los últimos días de la victima" es una novela de Feinmann en la que un metódico profesional sicario (Mendizábal), tiene un "trabajo" simple, como matar a una victima más (Rodolfo Kulpe). A pesar del control que Mendizábal tenía sobre la situación, nunca consideró que el destino implacable ya lo había colocado a él como la única víctima de ese trabajo al que se había entregado:
"Kulpe dijo: No tengo nada contra usted, Mendizabal. Pero tengo un trabajo que cumplir. Entonces hizo fuego".
Esto es el destino, realidad confabulada por variables que no son consideradas, pero que en definitiva tienen a veces fuerza demoledora. El gol no hecho por Angeleri, es el Kulpe (o uno de ellos, porque parece que hay varios según las últimas investigaciones) que en definitiva termina dando la muerte al plantel de chapecoense.
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