Dicen que allá por 1897 en las calles Paraguay y Pueyrredón, en un bar llamado "Laura" se gestaba el primer tango hecho y derecho como estilo propiamente musical. "El entrerrriano" del negro Rosendo se estrenaba en la festichola de "Laura" y quedaba así inaugurada la música del submundo de la ciudad de Buenos Aires. El éxito de aquella canción dicen los historiadores del tango (Ferrer es uno) fue de tal magnitud que explotó los cimientos de la música popular, arrastrando a todas las clases sociales. En este tema adaptaba las fórmulas del tanguillo, de la habanera y de la milonga. Aquella vez la vedette fue el piano. Más tarde ya con Troilo, la vedette (como todo su destino) en "el Entrerriano" fue el bandoneón. Ya sin vedette, sin éxito, el tango es el estilo musical que consumen solo sectores nostálgicos y de la burguesía o interesados en la antropología de la música como yo, y pensar que en sus inicios era toda una revolución estética que el proletariado solo miró desde afuera.
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