lunes, 6 de abril de 2020

Soy un pobre tipo

Un "amigo" de facebook me había dicho una vez  que soy un "pobre tipo", y la verdad que tenía mucha razón. No solo nunca llegué a fin de mes sobradamente como trabajador, ni puedo garantizar las mejores condiciones económicas de vida para mis hijos, sino que también hay que sumarle a esa pobreza señalada la imposibilidad de saciar mis inquietudes culturales. Por ejemplo, nunca podré visitar aquel castillo que sirvió de inspiración a Orson Welles para su obra maestra Citizen Kane, el castillo de Hearst. Hablemos un poco de él.


William Randolph Hearst construyó en la colina mediterránea de San Simeón (San Francisco) su Fortaleza de la Soledad, que según los biógrafos es una combinación de palacio y museo como no se veía desde la época de los Médicis. Hearst compró trozos de palacios, abadías y conventos europeos, que hizo desmontar y transportar a través del océano para reconstruir (mezclando lo antiguo con algo nuevo) en quizás el mejor lugar con una de las mejores vistas al mar de la costa pacífica. Los techos son italianos y datan de hace cuatrocientos años; una de las camas es nada menos que la de Richelieu; hay una inmensa colección, hay desde sarcófagos romanos, plantas exóticas, una catedral hispanomexicano, un mosaico original de Pompeya, pero también muchas copias de originales. Dicen los que fueron, Umberto Eco fue uno de ellos, que visitar semejante sitio es ver un lugar en el que se nivela el pasado con el presente. Pero digamos, en honor de los pobres tipos del mundo, que la batalla contra la pobreza habrá que darla aún perdiéndola de antemano. Por lo que abandono mi "pobreza" por unos minutos para enriquecerme visualmente de esta copia de realidad que me permite llegar sin un peso a la grandiosa costa oeste californiana.



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