martes, 14 de abril de 2020

Un ostranénie para la revolución rusa





Víktor Shklovski utilizó el término "ostranénie" (extrañamiento) para designar aquella intervención literaria que tenía la finalidad de desautomatizar la lectura en los destinatarios. Este procedimiento literario ofrecía el beneficio de garantizar al lector una nueva perspectiva sobre los objetos, lo cual evitaba caer en las redes de la naturalización de los modos de ver la realidad, y, por ende, estar alertas en las posibles subordinaciones a los procesos de alienación que operan en la cultura.
En otro orden de cosas, el gran historiador Marc Bloch dice algo parecido para leer la historia. Según él, no son los hijos los que entienden mejor lo que quisieron e hicieron sus padres; es decir, no son las generaciones inmediatamente sucesivas la que mejor comprenden los hechos históricos que fundaron sus bases. Es necesario, dice Bloch, cierto distanciamiento para que las generaciones se entiendan por encima de la herencia inmediata. La continuidad histórica no es uniforme y exige necesariamente una retirada, un alejamiento.
Dicho esto, y luego de años de empezar a estudiar e intentar comprender la historia de la Revolución Rusa, puedo afirmar sin miedo a exagerar que necesitamos un "ostranénie" historiográfico, para desautomatizar las lecturas y balances alienantes que viene haciendo la izquierda leninista y trotskista de aquel suceso trascendente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario