Ben (Viggo Mortensen ) tiene 6 hijos que fueron educados fuera de la civilización. Sus pibes se convirtieron en intelectuales, sensibles, críticos, respetuosos, fuertes, pero "raros" para el sistema. En un punto, la película es una metáfora de la caverna de Platón; la educación sin contacto con el entorno inmediato de lo que se aprende pierde consistencia. Por otro lado, también es una metáfora del error estratégico de la guerrilla (en una parte del film, el padre llega a decirle que al hijo mayor que cuando se relacione con la gente, sería mejor que se presente como trotskista y no como maoista) en la revolución mundial. La propia familia de Ben sería como un foco guerrillero que intenta cambiar el mundo desde las profundidades del campo; algo que no ocurre y que empieza a demostrar sus limitaciones. El final -podría haber desarrollado aún más ese desenlace- es un acierto político del padre: los hijos yendo a la escuela, pero interpretamos que es solo para dinamitar el sistema desde dentro.
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