jueves, 2 de abril de 2020

los kioskitos partidarios


La mismísima Sociedad Rural Argentina se encargaría en 1871 de caracterizar a los partidos tradicionales argentinos: "No encarnan la representación de grandes ideas, sino simples individuos..." Al no haber entre ellos diferencias de fondo en sus banderas de lucha ni en la composición social de sus cuadros dirigentes la descomposición es el efecto esperado para nosotros, los dialécticos. D´Amico hace un buen tiempo ya registraba estas apostasías groseras de nuestra fauna política:
"Por eso es tan rápida la descomposición de lo que impropiamente se llaman partidos en la República Argentina; y admira tanto a los que no les conocen ver a los principales hombres hoy en un partido, exaltadísimos, mañana en las filas enemigas, exaltadísimos también. Si fuéramos a enumerar los nombres de los hombres que cambian de partido en la Argentina tendríamos que enumerarlos a casi todos. Porque en los demás países pasarse de un partido a otro es traicionar, porque teniendo los partidos principios para cuyo sostenimiento viven, trabajan, luchan y se agitan, los que se pasan de uno a otro abjuran sus principios, toman el nombre de apóstatas; pero en la Argentina los partidos no tienen principios, son personales".

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