miércoles, 1 de abril de 2020

Serguéi Eisenstein y su Mio Cid ruso




Serguéi Eisenstein se consagró como director con "El acorazado Potemkin", pero si lo comparamos con lo sutil y sublime de "Alexander Nevsky" podemos concluir que esta lo convirtió en maestro. Encomendada por Stalin para hacer propaganda contra los alemanes y predisponer al pueblo ruso para la eventual guerra, que se convertiría en mundial, la filmación de la película sufrió el control y el peso del realismo socialista. Como Eisenstein ya era considerado sospechoso por la cúpula estalinista, no tuvo mejor idea que pensar en el Mio Cid ruso para rememorar la victoria contra los teutones y hacerle creer a Stalin que Nevsky era su álter ego histórico. La prueba fue superada. El film se estrenó con éxito en 1938. Lo que Stalin y sus burócratas nunca se enteraron es que Eisenstein como cineasta de vanguardia hizo de las suyas. Logró expresar en las narices del aparato más totalitario que se tenga noticia, que el líder es uno más en una victoria revolucionaria. Nevsky aparece en la película formalmente como el gran héroe ruso y es saludado por todos después de la victoria; pero los que vimos la película, sabemos que en más de media hora que dura la intensa lucha de los rusos contra los teutones, el pueblo heroico es el único que es reflejado por las cámaras de Eisenstein, no dejando lugar a dudas que para el director el héroe no es Nevsky, ni por ende lo será Stalin; sino el pueblo ruso. Cuando se festeja  en Rusia el triunfo sobre el nazismo, como en el último tramo de la película, es de una ignorancia que todavía se siga creyendo que fueron los líderes estalinistas los grandes héroes.



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